lunes, 1 de septiembre de 2014

Preguntando se va a La Cañada... O no.

Los corredores populares no solemos recordar las carreras tanto por los tiempos logrados como por las experiencias vividas, por las anécdotas. Y como buena carrera popular, La Cañada tuvo su anécdota.

Dos tomatitos, Inés García Nieto y yo, acompañados de nuestras respectivas parejas, Antonio y Tamara, y de dos de las promesas tomatiles, Chache e Irene, llegamos a Aldea Moret media hora antes de la de salida, tiempo suficiente a priori. Sin embargo, la cosa se complicó...

No recordaba cómo llegar al lugar de salida así que, y como dicen que preguntando se va a Roma, pensé que quizás también valía para La Cañada... Craso error. "Eso está para arriba" - decían unos. "Para abajo" - decían otros. "Ni idea" - la mayoría.

Tras visitar diversas barriadas y descampados del lugar, por fin Antonio logró localizar a David Pozas de Pulsaciones, uno de los organizadores del evento, quien nos dice que nos demos prisa que todavía llegamos.

¡Qué peso me quitaste de encima David!

A partir de ahí se acaba la anécdota y empiezan las carreras. Primero 6 kms. para los mayores: yo llegué a meta en 28:33  y un poquito después Inés, en 37:43. Sin duda, buenos tiempos para ambos.

           

A continuación los peques. Chache, valiente como pocos, corrió con los niños mayores los 700 metros dando la talla en todo momento y a continuación Irene en la distancia de los grandes velocistas: los 100 metros, sin perder la sonrisa en ningún momento.

Tras todo ésto, disfrutamos juntos de un refrigerio a pie de podio con el estupendo ambiente propio de cada carrera organizada por la gente de Pulsaciones.

Y así concluye la crónica de La Cañada. Siempre es un placer contar con tan buena compañía como la familia Rentero García.


Próximo destino Peraleda de la Mata dentro de una semana, más kilómetros y más anécdotas garantizadas.







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